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Nota en Opinión Calificada sobre juventud y mercados de trabajo

Todo aquél que estando en Salta haya transitado últimamente por la calle España a la altura de Vicente López, habrá advertido las largas colas de jóvenes que, con una carpetita bajo el brazo, esperan su turno en la Oficina de Empleo del Ministerio de Trabajo de la Nación. Se trata de personas no mayores de 30 años que buscan quizá generar algún ingreso, quizá mejorar su situación económica o la de su familia. Lo cierto es que demandan empleo y que muchos de ellos están desempleados.

Esa es la pintura de uno de los problemas que enfrenta hoy la sociedad. Esta situación genera la siguiente pregunta: ¿Vale la pena prestarle atención; preocuparse por el problema de la desocupación juvenil? Obviamente este interrogante tiene sentido sólo al pensar que el hacerlo implica descuidar otros aspectos de la política social probablemente más urgentes, como la nutrición de los más pequeños, problemas de empleo de los adultos o cuestiones propias de los adultos mayores. Se verá que esta pregunta admite varias respuestas.

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